jueves, 26 de noviembre de 2009

El contra-efecto revolver, el misteroso efecto escopeta.

Han llegado a nosotros multitud de correos imaginarios insultando a nuestras imaginarias familias con insultos que nadie en este mundo debería recibir hacía su persona. Muchos de ellos son pura diversión, pero otros critican la poca efectividad del anteriormente explicado "Efecto Revolver" (O le dais al link o bajáis ligeramente la ventana, no debe andar muy lejos). Estos emails explican que hicieron todo lo que se explicó en este blog pero los resultados no fueron los deseados. Vamos citando:

- "Jamás hubiese pensado que mi afición a tirarme cuescos por el mundo tuviera semejantes efectos, pero lo que jamás me imaginé fue que por haceros caso tuviese que cambiar y reformarme el cuarto de baño entero. No expliquéis cosas tan peligrosas por favor."

- "Gracias, al principio no entendí muy bien lo del efecto revolver, pero desde que apunte con mi Magnum 4,5 mm en mi recto y disparé no he parado de cagar!! Gracias! Ya ni recordaba el color rojo intenso de mis heces!!"

-"Cabrones!! Me pasé tres horas limpiado y todavía huele!!"

Bien, y ahora, vamos explicando. Quitando el demente de en medio los otros dos hablan de un efecto que puede llegar a ocurrir si no se efectúa correctamente el famoso efecto revolver. Estamos hablando del "Efecto Escopeta". Si intentando llevar a cabo el "Efecto Revolver" alojáis en vuestro interior demasiada cantidad de gases y además da la casualidad de que vuestros desperdicios no son lo suficientemente sólidos puede llegar a ocurrir algo tan desagradable como que vuestros excrementos salgan disparados hacia todas direcciones desde vuestro ojete pringando considerablemente vuestro "habitat de limpieza interna". Existen incluso casos de gente que no logró posar sus nalgas sobre el aro del retrete antes de que este fenómeno ocurriese impregnando asi el WC en su totalidad, suelo paredes,mampara de la ducha y al gato, perro, rata, talpalcual y canario que casualmente paseaban por allí y que posteriormente fueron lanzados a la basura.

Lo dicho, no os paséis de egoístas y soltad algún que otro pedete para los demás, que también tienen derecho.

Suerte y mierda compacta y fuerte!

P.D.:En esta entrada ningún animal ha sido maltratado... Excepto el Gato.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Pánico en el váter

Hoy en la universidad he entrado a cagar (al aseo, por supuesto, no voy unicamente a la uni a cagar, que para eso ya están los arbustos de la calle) y la verdad es que en ese reducto de “tranquilidad” muchas cosas llegan a pasar por tu mente, desde el minuto 0, en el cual coges el pomo de la puerta y piensas: -¿Quién coño habrá tocado esto? ¿Aún seguirá alguién dentro? ¡La puta, si abro y me veo a alguien rojo de hacer fuerza me cago aquí mismo eh!

Pero así y todo reúnes el valor de abrir y felizmente para mi y mis calzones no encuentras nadie dentro “rojo de hacer fuerza”. Bueno, saltándome todo lo que pensé antes de sentarme en la taza (Que seguro todos sabéis que son muchas cosas) me dispuse a hacer la excreción y a… perdón ¿he dicho excreción?, quise decir a cagar y a pensar…

Ni los onanistas lo han logrado entender pero siempre lo primero que te viene a la mente en un sitio cerrado con pestillo es: -¡Ummm, si me toco no se entera nadie!, a lo que sigue un: -¿Y si entra alguien?, venido de un:- ¡Coño, si acabo de pensar que hay pestillo!, finalizado con una gran preocupación por: -¿Y si me oyen?

Así que el siguiente paso es intentar escuchar como un tonto con los pantalones bajados qué hace el resto de gente en los váteres contiguos para saber si tu nivel de ruido excede al mínimo permitido para tocarse inocentemente en el váter y que al salir nadie te mire mal (o durante el proceso por debajo de la puerta), pero ahí es cuando llega el fatídico momento:

En el váter de al lado un tío entra, cierra la puerta, se oye ruido de mochila cayendo, hebilla abriéndose, pantalón cayendo y ruido de orina salpicando contra el agua,… Lo que a oídos expertos se traduce en: Tío meandose a saco entra al váter, tira la mochila, se quita como puede el cinturón, se baja los pantalones y mea de pie, por lo cual inmediatamente al terminar de oír el sonido de la orina deberían sucederse las citadas acciones pero en un sentido inverso al narrado… habéis leído bien, deberían.

Pero esa hipótesis pronto desaparece y tus pensamientos más sucios se vuelven realidad. En ese momento al sonido urinario le sigue el del papel “limpia puntas” y un silencio. Un silencio que en tu cabeza se vuelve temor pero que en la cabeza de tu compañero de letrinas se vuelve en: -¡Ummm, si me toco no se entera nadie! Así que ese silencio de pronto se ve sustituido por un continuo sonido de hebilla golpeando el suelo, por lo que dudas entre si el tío se esta tocando o saltando para ver si lo estás haciendo tú, pero de repente esas dudas se esclarecen al oír un "Oooooh!!" que en ese momento no sabría describir si fue de alivio o de "Ooooh!! Mierda!! ¡¡He salpicado la mochila!!", ya que estaba demasiado ocupado intentando sacar de mi cabeza la imagen del tío machacándosela.

Asustado, sorprendido o simplemente en shock cogí papel para limpiarme e irme, pero de repente la manilla de la puerta se empezó a mover, alguien quería entrar, ¿¡tal vez el pajillero de al lado había estado saltando para verme y tocándose todo a la vez y con ganas de más ahora venia a por mi…?!

Gracias a Dios otro sonido disipó mi temor, los pantalones subiendo, la hebilla abrochándose, la mochila acomodándose y la puerta abriéndose... Cuando me quise dar cuenta, aún no había cagado.