sábado, 30 de mayo de 2009

Los talpalcuales, esos pequeños enanos tailandeses.

Los talpalcuales son una tribu de pequeños enanos tailandeses que basaban toda su alimentación en comerse les ancas de los renacuajo bebés (las ancas de renacuajos adultos no) después de que los halla amamantado una cerda de la provincia de Mongolia.

Pero como este es un extraño suceso que solo se da una vez cada 100 años, los talpalcuales decidieron cambiar su alimentación por otra más rica en carne humana.

Los talpalcuales siempre van en pareja y se enfrentan a otras parejas para ver quien es más fuerte. El perdedor debe arrancar su carne para entregársela a su adversario, hecho que puede a llegar a ser casi mortal, sí, ya sabemos que si te arrancan la carne es muy poco probable que mueras pero allí puede llegar a pasar ya que hay veces que en Tailandia hace mucho frío y sin carne puedes morir congelado (Que ingenuos sois.).

Al ser enanos, y además pequeños, son capaces de habitar en cualquier agujero que se encuentren por delante. Así es, jamás debéis darles la espalda si no quereís que una pareja de pequeños seres tailandeses habiten en vuestro recto anal y decidan hacer una ampliación y tirar abajo un tabique. Por el anterior motivo (el del recto no, el de que habitan en agujeros) se hizo famosa la típica frase de "¡Cuidado! No levantes esa piedra a ver si debajo va a vivir un talpalcual!". Si hasta ahora estabais entendiendo otra cosa, ya os lo decimos nosotros, estabaís muy equivocados.

Esta especie de enanos a tenido varias ramificaciones directas evolutivas. Especies como el caniche maltés, los lumpa-lumpas y el Sr. Galindo de cronicas marcianas. Y según parece, continúan expandiendo su pequeña especie manteniendo relaciones con otros seres de diferente composición genética creando Talpalmapaches, Elefantalpalobos, Bolibicspalcuales, y así una larga lista.

Afortunadamente estas horribles mutaciones no presentan peligro alguno y pueden ser compradas como juguetes y mascotas en su "Toisarás" mas cercano a un precio, obviamente, desorbitado. Pero creednos, vale la pena atarlos a una silla y verlos saltar al primer orificio que intenta sentarse. Una experiencia realmente enriquecedora.

Y como diría un talpalcual: "Agujero que veo, agujero que tapo"

1 comentario:

  1. Ey, molaria que metierais esto en el blog www.eltiempo.es

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